Orbita de tu alma
Angelica Junco Hernández / Lic. en Comunicación
“Eres el faro plateado en mi noche sin norte,
la danza elíptica que arrastra mi ser.
Gravedad de luna, suspiro celeste,
me atrapas en sombras de un dulce vaivén.
Soy polvo errante, viajero del éter,
flotando en la estela que dejas atrás.
Eres mi eclipse, mi marea secreta,
la órbita incierta que no sé evitar.
Tus labios son astros en llamas dormidas,
mis manos, planetas buscando tu piel.
Y aunque el tiempo dilate la luz de tu risa,
seguiré tras tu rastro en el cosmos de ayer”.
Arrullo de media noche
Belén Antonio Mazariegos / Lic. en Comunicación
Castigo a mi ser con tu adiós,
y mis manos deteniéndote sin cesar,
la tormenta sigue igual ante mis ojos,
pues a mi dolor le es difícil descansar.
Mi amor está a punto de partir,
y su corazón vuela lejos como una
paloma blanca: es fulminante como
el brillo de sus ojos, y tan gozoso como
el sabor de sus labios.
Y delirio su regreso con ansías,
pues me es difícil amarle,
adorarle,
soñarle.
Es mi dolor impregnado en
estas poesías. Son sus besos y
caricias castigándome todos los días.
¿Cuál es el sentido de ahogarme en sus
penas? ¿En sus besos, sus lujurias, ahogarme
con el silencio de su llanto y su deseo de adorarme?
Nuestros llantos son el río que desembocan
mi tristeza. Y te dignas a jugar con sutileza a mi dolor.
En mis sueños he de buscarte y abrazarte,
y 100 noches habré de adorarte,
y algún día llegar a la luna juntos,
y besarte sin sombríos.
Pareciera que mi dolor es eterno,
es eterno como un rayo,
tan frío como el invierno,
pero tan cortante como una espina.
Es incierta mi manera de adorarle,
del amor al odio es delirante,
no me sobra ya ningún aliento,
para este amargo sentimiento.
Y mi sutil despedida has de tener,
pues en otro cielo habremos de aparecer,
y a tu corazón poder abrazar,
y otra vez del amor volver a gozar.
El mar y mi idealización
Pricila Guadalpe Marin Hernandez / Lic. en Pedagogía
Me pasé toda la noche observando el mar, escuchando las olas mientras mis pies tocaban la arena bajo la luz de la luna.
Sentía paz y escalofríos. Creí que podría acercarme un poco más al mar oscuro. Qué ironía la mía, qué tonta me veía al no saber lo que hacía.
Mi cuerpo empezó a flotar. Cerré los ojos un momento y, al abrirlos, dejé de tener los pies en la tierra. Me asusté. Pero dime: “¿Por qué, si uno sabe nadar, flota sin moverse y cuando no sabe, se hunde? El miedo pesa.”
Cada vez me hundía más, gritaba y nadie me escuchaba. Me frustré, lloré, di mis últimas patadas de ahogado... ¡Yo solo quiero respirar!
Quedé inconsciente, y al abrir los ojos, estaba nuevamente en la arena. "Solo fue un sueño", exclamé, respiré con exageración y temor. Dejé de idealizar y nuevamente planté los pies en la tierra. Claro que me asusté, si todo salió de mi cabeza. "Por mucho que te guste el mar, no significa que te tengas que ahogar en él
¿Por qué te amo?
Karime Saucedo Cruz / Lic. en Comunicación
Te he dicho que te amo, pero nunca te he explicado el porqué,
Te amo porque abrazas la versión más vulnerable de mi
Te amo porque no tienes miedo de expresar lo que sientes
Te amo porque cuando más te necesite estuviste ahí,
agarraste mi mano y me escuchaste
Y es el gesto más lindo que alguien hizo por mí.
Te admiro eres una persona muy fuerte,
tal vez eres la persona más fuerte que conozco,
porque sé que tuviste momento que te obligaron a serlo
Y eso es lo que te hace valiente y único.
En tan poco tiempo me enseñaste a ver las cosas de diferente manera
A dejar ir, aceptar y demostrar lo que siento sin barreras
Porque si, si me enamoré de ti, y no por lo que vi, sino por lo que sentí
Cuando el sol se esconde, tus ojos permanecen
Alondra Estefanía Fonseca Morales / Lic. en Pedagogía
La luz del atardecer es un recordatorio de que cada día es una nueva oportunidad para empezar de nuevo.
Es como si la luz de la tarde se hubiera quedado en tus ojos, iluminando el camino y recordándome que, incluso en los momentos más oscuros, siempre hay algo que nos guía.
Momentos como este me hacen reflexionar sobre la importancia de apreciar lo que tenemos, de disfrutar el presente y de encontrar la belleza en los detalles. Y cuando miro tus ojitos, veo la misma luz, la misma esperanza y la misma determinación.
Me gusta pensar que nuestra vida juntos es como una tarde sin fin, llena de colores, texturas y emociones que nos hacen crecer y brillar juntos.
Y que en cada puesta de sol logré enamorarme más de ti.
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