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  • Reflexión - Edición XIV

    David San Sebastián.
    Lic. Comunicación

     

    Entre las calles de los edificios del centro de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, se encuentra un personaje de paso por la capital chiapaneca, que rompe los sonidos de la cotidianidad de la ciudad y nos lleva a un ambiente del siglo XlX con su instrumento de viento conocido como “organillo”. Ray Fernando Orantes Martínez, originario de la ciudad de México, organillero y un viajero de 33 años de edad, recorre los estados del país con su “organillo”. Los primeros organillos que llegan a México son de origen alemán y son traídos por inmigrantes alemanes cerca del año 1834. Los compraban empresarios, circos y ferias, después se expandieron hacia las calles en pleno Porfiriato donde se rentaban como fuente de trabajo o bien para dar serenatas.


    Fernando hereda su organillo de su abuelo, así logra 15 años de trayectoria, ejerciendo este oficio que llena el corazón de las personas que caminan por las calles al escuchar las melodías de su organillo. Pará él, su oficio es una experiencia muy bonita, en la cual obtiene dinero para su sustento y para ir a diferentes lugares a trabajar y por supuesto también conocer.


    Entre sus experiencias sobre Chiapas, expresa que es un lugar muy atractivo y donde hay muchos lugares turísticos a comparación de otros estados. Asistió a la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo y ha estado en varias ocasiones en San Cristóbal, estará un mes en Tuxtla Gutiérrez frente al Museo de la Ciudad ubicada en la avenida central y después partirá a un nuevo destino.

     

    Martha Pricila Aguilar Castellanos.
    Lic. Comunicación

     

    Otra madrugada que despierto pensando en ti, no sé si es el alcohol, los cigarros o el destino que está por venir, como un recordatorio andante de qué debo seguir aquí, esperando a que llegues por mí como siempre lo haces tan lleno de amor y tranquilidad, solo que mi fragilidad no me deja avanzar, lo siento amor si a veces soy así, tan ansiosa y desconfiada; la vida me ha dicho que no confíe tanto, que las decepciones siguen por ahí rondando, no sé que tan cerca o que tan lejos estén, solo sé que quiero permanecer otra noche acurrucada entre tu piel, que me da una extraña pero tan relajante calidez, como la que me brindaste aquella noche que te besé por primera vez. 

    Karina Marroquín 

    Lengua y Literatura Hispanoamericanas

    Después de un breve sueño, despertaremos

    eternamente

    y la muerte ya no existirá. ¡Muerte, tú morirás!

    John Donne.

     

     

    Muerte, tú que sonríes cuando un alma vienes a buscar

    que con oscuridad te presentas creyendo

    que volverás atemorizar.

    A ti te hablo, señora de un falso poder.

    A ti te hablo, señora de oscuridad.

    De una oscuridad adolecida por  su carencia de vivacidad.

    A ti, que te has creído triunfante, por ganar, según tú,

    la lucha contra la vida.

    Tú, que a diario estás acechándome.

    Que a diario me recuerdas, con tu afán de herir,

    a los seres que me has quitado,

    a los que has privado solamente de una vida.

    Sí, sólo de una: la carnal,

    pues somos eternos, en alma y en espíritu.

    Y es esa alma y es ese espíritu lo que tú buscas.

    Y cuando los encuentras, no te adueñas de ellos,

    ya que tú, únicamente eres el medio que los conduce

    a la continuidad de esa otra vida: la eterna.

    Tu protagonismo dura poco,

    tú llegas, no para matar en definitiva,

    te apareces, simplemente, para dar prueba de la vida.

    De esa vida que va más allá de ti.

    Tú, querida muerte, eres brevedad.

    Y así como te diviertes cuando ves sufrir a los seres que tientas,

     yo,

    voy a divertirme,

    cuando por fin te vea expirar.

    Puesto que tú, a diferencia de la vida,

    eres pasajera.

    La vida puede dar pausa en esta tierra,

    pero prosigue a dominios donde tú no puedes ingresar.

    Por eso la envidias, porque la vida no es efímera como tú.

     

     

    La vida trasciende,

    ya sea para que el alma viva en gozo

    o en condenación, ésta permanece.

    En cambio, tu existencia es temporal.

    Por eso, cuando sea el gran día,

    el día del juicio final.

    Tal como lo enunció Donne, tú,

    amarga muerte, también morirás.

    Y todos, a los que supuestamente mataste, vivirán.

    Se jactarán de verte destruida,

    de verte suplicante por un poco de vida,

    pero tú, querida mía, a ella no tienes derecho.

    De la muerta viniste y a la muerte volverás.

     

    Arturo Cortés

    Comunicación

     

    Fue en 2015, después de salir de estudiar derecho te conocí.

     

    Recuerdo muy buen ese día. Fui a pedir informes a tus instalaciones para entrar a Comunicación. Preguntaba quién me podía orientar, entonces me dijeron que, si no tenía "palanca", no iba a poder ingresar.

     

    Estudié, me aislé seis días completos a repasar la guía que me habían dado y, semanas después de haber presentado el examen, subía una captura de pantalla a Facebook en donde se leía la leyenda: ¡Bienvenido!

     

    Tengo mucho que agradecerte: Los compañeros que tuve y que próximamente serán colegas, todas y cada una de las clases que tomé, porque, en cada una tuve una enseñanza distinta, como cuando aprendí a usar la cámara fotográfica y la usé en modo manual por vez primera o como cuando hice la primer rueda de prensa y llamamos a decenas de medios de comunicación para que llegaran.

     

    Y es que además de lo académico, eres es una facultad diferente a las demás. ¡Tienes diversidad de ideas, de pensamiento, la gente es libre! Algunos leen, otros juegan, o se sientan (unos más rapean) en el Chiquero, un espacio único en tu Facultad.

     

    Hay en tus aulas, mucho más que talento. Solo para demostrártelo, puedo decir que aquí conocí decenas de amigos que han publicado en diarios, revistas electrónicas, libros, conducido programas de televisión, impartido ponencias o reconocidos con diferentes premios.

     

    Yazmin López Hernández
    Pedagogía

     

    Hoy volví a escuchar que otra persona murió
    Todos volvieron a estar tristes, preguntándose por qué se mató
    Ninguno entiende realmente lo que en su mente pasó
    ¿Tiene algún sentido preguntarnos ahora que lo peor sucedió?

     

    Tal vez era una persona envuelta en situaciones que no sabía manejar
    Que nadie en su momento se molestó en explicar
    Interesada en cumplir con los estándares que marcaban sus amigos, su familia y la sociedad,
    Sin embargo, mientras se caía en pedazos ninguno lo quiso escuchar

     

    Y yo le digo donde quiera que se encuentre:
    “Lo siento mucho, no pudimos ayudarte,
    espero que encuentres la paz que no pudimos ofrecerte”,
    Me pregunto si algún día aprenderemos que la empatía es la mejor arma que tenemos

     

    Que no importa tu edad, color de piel, preferencias o aspecto,
    Mereces ser respetado y valorado,
    Y si en tu entorno no logras encontrarlo,
    Sobrevive, pelea y esfuérzate por la persona que miras en un espejo.

    Rossmery Hernández

    Lengua y literatura hispanoamericanas

     

    -Corres, rápido, precipitadamente te detienes… miras a los lados, parece DESPEDEJADO, tomas un respiro… continúas, te encorvas un poco, has logrado salir, saliste. ¿Recuerdas cuando caminaste por primera vez?

    -Lo dudo.

    -Pero si recuerdas la primera vez que caminaste en la playa, unos pasos, te emocionaste, podías sentir la arena corroer las sandalias y corriste, ouch, mala idea la arena quemaba tus pies ¿muy tarde para volver?

    -Papá siempre dice que nunca es tarde para volver.

    - Yo creo que sí.  Prefieres correr hasta alcanzar la orillita del mar, porque le temes desde que… ¿hace cuánto no lo haces?

    -Irrelevante.

    -Lo harás de nuevo ¿lo sabes? Te contienes, pero ¿recuerdas la última vez que corriste?

    - Fue hace unos minutos…

    -Oh lo recuerdas, siempre olvidas cuando pasa, te contienes, respiras, lo borras, ¡LA VALLA!

    - ¿Cuál valla?

    - La que tienes enfrente, la que no te deja huir.

    Paulina Porras Jiménez,

    Licenciatura en Comunicación

     

    Siempre he creído que cada historia, etapa o experiencia pasa por alguna razón en nuestra vida, y desde luego de ello nos construimos y representamos.

     

    Incontables veces me detengo a ver los atardeceres desde mi facultad; son únicos  y según yo; especiales. Y al contemplarlos pienso en mi historia aquí, mi facultad de Humanidades, hago un recuento; después de risas, emociones, “crisis existenciales”, estrés, y ese significativo sentimiento de no pertenecer (en los primeros semestres), hoy digo con seguridad que me siento feliz, de lo que hice, y de quienes aprendí.

     

    Llegó el momento de irnos y no puedo evitar ese sentimentalismo que desde siempre me ha caracterizado. Gracias porque junto a ustedes, los que hoy me leen;  aprendí a cuestionarme y analizar mis contextos, junto a ustedes me hice más empática y tolerante, junto a ustedes aprendí nuevas historias que me hicieron reflexionar y valorar, y junto a ustedes construí la historia más exquisita desde mi Humanidades.

     

    Carlota Sanz
    Lengua y Literatura Hispanoamericana

     

    A todas aquellas mujeres que salieron de casa y ya no volvieron

     

    Regresa a casa mi niña, vuelve pronto.
    Aquí estaré esperando, aquí seguiré luchando.
    Regresa a casa con la misma sonrisa que te has marchado,
    a jugar los mismos juguetes que dejaste olvidados.

     

    Regresa a casa hija mía, no demores,
    vuelve por la tarde o por la noche,
    después de haber bailado y reído tanto,
    regresa a contarme tus ilusiones, tus desamores.

     

    Regresa a casa hermana, vuelve pronto.
    Ven a consolar a los pequeños que te extrañan,
    a darles el beso de la noche y de la madrugada;
    regresa a arrullarlos de nuevo, a secar sus lágrimas.

     

    Aún sigo soñando que regresas a casa,
    Más bella, más segura, sin temor a nada;
    llena de luz y alejada de sombras.
    Aún sueño que te digo,
    ¡Mujer! ¡Vuelve pronto a casa!

     

    Gabriel Gómez Jiménez

    Pedagogía

     

    Hemos caminado con los pies desnudos, nacido por la inspiración divida, existido por el reconocimiento del otro, guiados a nuestro destino en el camino de la sociedad, pero aun nos hace falta forjar nuestro propio sentido.

     

    Sabemos amar, aprendemos a amar, con intensidad cuando la unión entre dos almas se disipa para construir un ente de felicidad y alegría, donde las miradas roban el tiempo de vida y las palabras son las voces de un corazón romántico.

     

    Nos enfrentamos a dilemas, destierros y milagros improvistos que nos reprendan la existencia de un ente espiritual y ético, un pequeño niño que se acobija de los brazos cálidos y tibios de la esperanza y la fe.

     

    No hay un mañana, solo el presente en continua construcción, el ayer es pasado, la manifestación del hubiera hecho o porque lo hice, anoche no es de arrepentimientos si no de reflexión profunda de nuestras acciones, de encontrar un sentido con los otros, desde la convivencia, el respeto, la libertad y la autonomía.

     

    El rio de posibilidades de trasformación se seca con la desesperanza de un amor fallido y una fe sofocada en la interrogación de las utopías, la alternativa es volver a nacer superando los obstáculos del pasado y construyendo un presente con nuestras propias manos, eso es el verdadero sentido de la vida. 

    Aranzazu Balcázar Morales
    Lengua y literatura hispanoamericanas

     

    Sos como un fantasma, Valentina.

     

    Un fantasma que deambula por los sitios recurrentes más cercanos a mi triste soledad.

    Eres como esa sensación de vacío que sólo el recuerdo puede llenar.

    Como esa espina clavada en el pecho y sollozos que escucho si poso mi corazón entre estas lúgubres letras.

    Y no importa si el sol está en su punto más alto o sus luces irradian toda la felicidad que un ciego jamás podrá ver.

    No importa si el día se llena de calma o sí de gozo se viste la avenida principal por la que a pasos grandes nos vimos un noviembre gris.

    Porque siempre harás falta, Valentina.


    Siempre harás falta.