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  • Pensamientos - Edición XVI

    Eduardo Archila Ventura.
    Lic. Lengua y Literatura Hispanoamericana

     

    Que en tu mirada se arrinconen los silencios de mi llanto
    Que en tus piedades se arrodillen las maldades del mundo
    Que los susurros de tus ojos dormidos clausuren para siempre las aceras


    Las grietas
    Las canas
    Los minutos


    El tibio dedo que dirija las arrugas de mi boca en cenizas
    La tímida prisión de los encuentros.


    Que la honda piel de tu garganta doblegue los silencios
    Costure con las flores de tu lengua los muros que no llevan tu nombre
    Descubran los lugares en donde te reconozco.


    Que tu boca sea en mi boca una manera más de decirme
    Que tu lengua sea en mi lengua una forma más de deletrearme


    De callarme
    De gritarme
    De gemirme


    Que el dulce trago de tus manos calladas
    El tibio sorbo que recorran tus dedos
    Alimente las entrañas de las luces
    Todas las líneas de la carne callada
    Todos los rincones de la sangre dormida.


    Que en tu nombre aprenda todos tus nombres
    Y todos los que soy
    Las que eres
    Los que nunca hemos sido
    Los que no seremos todavía.


    Que en tus manos se arrodillen las maldades del mundo
    Que en tu mirada descanse la tibia urgencia de nuestro encuentro dormido.

    Gabriela del Rosario Gómez Gutiérrez
    Lic. Comunicación

     

    Sin áspero dominio de mi cordura, escribo:


    No es justo hacerlo, el sentir se quedaría tatuado en las letras de mi jodido pensar mientras el corazón impide el paso. Protesto contra lo que mi mente exige, escribir.


    Sin embargo,
    no puedo evitar intentar descifrar lo que hay dentro, después de que un color hiciera lo que hizo,
    Intrigar, interesar, observar.


    Un color nunca tuvo resonancia, ni respuesta, nunca tuvo tanto sentido hasta que los vi en tus ojos. Me despertó la sensación de querer imaginarme dentro de ellos, en un avellana que si el sol le presta unos rayos, los convierte en tormentas eléctricas y se reflejan en los míos como juegos pirotécnicos. Quiero observarme y pedirme que huya antes de dar con el último vagón que lleva hasta el fondo del alma.


    Sin embargo, no se puede, la intriga prevalece y solo soy una espectadora de la magia y de la Luz que se puede ver en ellos,
    Los abres y se esparce una luz que permite evidenciar la puesta de sol en el mar de las olas tranquilas,
    Que regala luz a los lugares más obscuros; mente, vida, sueños
    Que permite observar con firmeza las líneas que los cubren, las cuales de pronto se convierten en anzuelos que me llevan enredada en ellos para después sumergirme en un sentir sin pensar y dejarme caer.


    Me sujetan y me observo aprehendida,
    Sin pensarlo y perdida en el universo que me diste, mis dedos siguen las líneas de tu cuerpo cual dibujo plasmado desde el movimiento de tu muñeca al papel que envidio, porque te observa mientras inviertes tus imágenes y es que más que nunca abres tus ventanas para regalar luz a esa pequeña hoja sin sentido, hasta que la tomas y le das vida.


    Como esa poesía que empieza en prosa y termina en tu boca, mis dedos comienzan como parte de mi cuerpo y terminan encontrando sitio en el tuyo.
    Así mis letras sin prescindir quedar en mi mente se plasman en un papel que quiere hacer magia comenzando en tus ojos y terminando en el rosa de tu piel mientras se funde mi poesía con tu imaginación. El atajo perfecto al fondo de la cordura; el color de ellos se apodera de mi cuerpo entero sin pedir autorización alguna.


    Observo;
    Las líneas
    Mi reflejo
    Tu rostro,
    Los ojos infestados de una fiesta de luces que encienden fuego a los sentidos de mi epítome de resurrección antes del adiós.

     

    Eduardo Gamboa
    Pedagogía

     

    Últimamente he pensado mucho en ti, en tus ojos, en tus cejas, en tus brazos, pero, más que nada en tu sonrisa y me he preguntado, ¿Qué debo de hacer ante esto?, respóndeme por favor, porque yo aún no tengo la respuesta, te dejo ir y guardo mis sentimientos como si nunca en la vida te los hubiera dicho, o simplemente hago lo mismo que tú, ignorarme y seguir con mi vida, dime por favor, responde a esta petición, dime, ¿qué debo de hacer?, porque, sinceramente, sin buscarte, te miro en todos lados, en las nubes cuando me dan tranquilidad, en el sol cuando me calienta y en la noche cuando me enfría, eres lo que siempre quise en mi vida, eres tan difícil que algunas ocasiones creo que nunca te podre tener. Pero, si en algún momento de nuestras vidas nos llegáramos a encontrar, te agradecería, porque solo cuando estoy a tú lado, es cuando estoy más tranquilo, es cuando me siento más seguro, pero, solo dime….

    Humberto Fernández Gutiérrez,
    Bibliotecología y gestión de información

     

    La luna empieza a hacer acto de presencia, por lo que veo a la aurora boreal darme sus últimos alientos, como diciendo; concéntrate, sé uno mismo con la naturaleza. El viento empuja en dirección contraria e intento demostrarle de que estoy hecho, el domingo indica la soledad del libramiento, en ocasiones como es normal en mí, vuelvo a la realidad, aunque una de mis metas es la de deshacerme de ella mientras dure el momento, entonces escucho mi respiración en una leve fatiga dándome a entender que todo va bien, a la izquierda veo de re ojo aquella silueta con movimientos mucho más especializados que los míos, mientras tanto que intento volver a ese estado, una pequeña voz que repite; danger danger, hes dangerous, danger straight ahead, con el incomparable estilo ochentero, me motiva mucho a seguir, le produce una cadencia rítmica a mi técnica, a tal punto que simplemente disfruto del cansancio y me deshago de todo, como ninguna otra terapia antes inventada.  

    Paola Foster.
    Comunicación

     

    Cada instante contigo es efímero;
    tardan más las noches frías al
    recitarle mi “poesía”.

    Sorora

    Comunicación

     

     

    Si uniéramos la voz, se convertiría en nuestra principal arma; cada día vivimos en carne propia la ira, la impotencia, la rabia y la angustia de la opresión de un acoso. ¿En qué momento nos arrebataron nuestro valor?, ¿Cuánto tiempo más seguiremos calladas?

     

    Por años nos dijeron “calladita te ves más bonita”, “las niñas buenas no opinan”, “cállate y siéntate” pero realmente lo que pasaba es que tenían miedo del gran poder que podemos llegar a obtener, por eso se robaron nuestra mayor arma. Creo firmemente que somos representantes de toda aquella a la que privaron de su voz, de las que hablaron y no fueron escuchadas, de las que tienen miedo de hablar.

     

    ¡Estamos vivas! por el momento, y tenemos la obligación de ser la voz de las que ya no están, una voz fuerte, que no titubea, una voz que haga eco hasta lo más remoto del pensamiento.

    Erick Eduardo Hernández Cortes

    Lengua y Literatura Hispanoamericanas

     

    Vas por el mundo dejando tormento y aquí me tienes, llorando y con dudas de tu crueldad.

    Liliana Cruz Constantino

    Lengua y literatura hispanoamericanas

     

    Sobre la muerte ya se ha dicho mucho y se seguirá diciendo. El noticiero mañanero anuncia un asesinato más; un acto repugnante e inhumano, una acción sin censura, una pequeña vida menos en este enfermo mundo. Una noticia que revoluciona el país por la conciencia de que no es ni será el único. Que es solamente un número más en esta enorme cifra que sigue y sigue creciendo con cada segundo que pasa.

     

    El café sobre la mesa se enfría lentamente mientras el reportero va leyendo poco a poco los detalles de lo que al parecer es la nota de día. Es lunes por la mañana y solo desearía que fuera jueves una vez más, cuando miraba a ambos lados de la calle antes de cruzar, cuando no hablaba con extraños ni les aceptaba caramelos y siempre le tomaba la mano a mamá. El contacto cálido y suave de su mano contra la mía se siente bien, se siente muy bien; están hechas para encajar perfectamente. Me transmite seguridad esa capa roja de súper héroe que siempre lleva sobre sus hombros y que solamente la puedo ver yo porque soy la razón de que la use. Es una capa de invisibilidad que nos cubre a ambas de los peligros del mundo entero. Amo a mi mamá por eso y mil razones más.

     

    El noticiero sigue describiendo la pequeña figura, una fotografía reciente aparece en el televisor y recuerdo con alegría el día en que fue tomada mientras el reportero narra los acontecimientos del pasado viernes. El café se conserva intacto pero ahora también frio y la desolación que siente mamá me pesa, cae sobre mí como antes caía su capa, la reluciente capa que le arrebataron a la fuerza entre lamentos el pasado viernes.

     

    Sus lágrimas no me transmiten seguridad, las lágrimas que humedecen sus mejillas me transmiten su tristeza y su pesar. El noticiero sigue pero ella ya no le presta atención, no puede ni le interesa, pues esa nota se la sabe de memoria, cada una de esas palabras se instalan como cuchillas afiladas en su pobre corazón. Las lágrimas han empañado tanto sus ojos que comienza a ver borroso pero no le importa, a mamá ya nada le importa. Ya no puedo pasar mis manitas por su arrugado y hermoso rostro para quitarle esa humedad que no debería estar ahí, esas lagrimas que muy pocas veces vi porque mamá era fuerte. Ya no puedo abrazarla para mitigar un poco ese dolor de su corazón, y eso duele. Duele que me arrebataran todo. Que en un abrir y cerrar de ojos todo se esfumara. Duele que en un simple batir de alas un huracán se lanzara contra mí. Duele ya no tener nada.

     

    Pero desde mi sitio la esperare. Aquí el tiempo pasa lento y está bien. Desde mi lugar la seguiré acompañando hasta que esas cuchillas desaparezcan una tras otra, hasta que esas lágrimas se sequen poco a poco, y hasta que su corazón no duela como ahora lo hace. La esperaré como ella me espero a mí; con todo el amor del mundo. Ella me ama y me seguirá amando siempre, aunque me hayan soltado de su mano, y yo la esperaré aquí con una capa nueva que nos cubra una vez más a las dos.

     

    Anette Berenice Tejeda Gutiérrez

    Lengua y literatura Hispanoamericanas

     

    No sabía hablar con ella. Ella,  sabía de todo y yo no sabía nada a su lado. Su mente era un océano y la mía un charquito. Ella era una cinéfila de calidad y yo veía las porquerías que se estrenaban en los cines. Ella compartía fotografías y pinturas de muchos artistas que desconocía, reflexiones políticas, clips de películas viejas y leía libros serios.

    Estaba seguro de que, al quedarnos solos se crearían silencios incómodos a menos que ella hablara sola hasta el cansancio, porque yo no iba a tener nada qué acotar a sus charlas. Además de que, en sí, yo nunca había sido buen conversador y me costaba mucho sacar temas.

    Si ella se quedaba a solas conmigo, se daría cuenta de lo aburrido que soy. Y eso sería más triste. Ella hablaba con propiedad, tenía el vocabulario amplio que yo deseaba tener. Ella era toda una artista, amante de la cultura underground, culta e interesante, y yo era, pues… yo.

     

     

     

    Juan Francisco Barrios

    Comunicación

     

    Y así, sin más, entre arrobas y hashtags, vamos por la vida cometiendo el mismo pecado en común:

    Hablar sin saber, hablar sin mirar, hablar sin pensar.

    Todo por resolver el enigma que un pajarito azul nos hace cada día:

    “¿Qué está pasando?”

    Mónica Alejandra Monterrosa Ancheita

    Comunicación

     

    Debo confesar que soy un ser egoísta, porque todo lo analizo pero nunca voy deprisa.

    Porque lo tengo todo y no quiero soltar nada.

    Deseando la oscuridad que de tu corazón emana.

     

    Te doy el cielo prestado, y en un suspiro lo reclamo.

    Soy como la muerte que seduce silenciosa,

    Y que cualquier suicida, por probarla se destroza

    Pero cuando al fin puede tocarla nada más se va de boca.

    Porque para saborearla hay que ser un gran idiota.

     

    A la vez soy el pecado que no debe ser nombrado

    Porque no hay un lugar en el infierno que pueda derretir mi hielo

    Así como doy, quito, y con el diablo me desquito.

     

    Porque la belleza llama sólo para devorar tu alma.

    Soy el ojo del huracán que te atormenta al despertar

    Soy aquella catástrofe de la que no podrás escapar.

    Erick Eduardo Hernández Cortes

    Lengua y Literatura Hispanoamericanas

     

    La dulzura y amabilidad que posee es tan peligrosa que solo tienes dos opciones: morir lentamente o aceptarla.

    Lizeth L. Martínez
    Lengua y literatura hispanoamericanas

     

    Aún recuerdo cuando en enero prometí
    regresar pidiendo por favor
    que me esperaras.


    Febrero llegó y alas doradas
    de ángel salieron de tu lomo
    llevándote lejos de mí.


    No cumplí mi promesa.

    En mayo regresé.


    Encontré mi corazón vacío
    y tres iguales a ti.


    Ahora, ya no hay orejas de avión
    en la casa.


    La almohada está sola,
    ya no tiene dueño.


    Los bebés se convirtieron en huérfanos
    y yo me quedé sin ti.


    En la siguiente vida te encontraré y seremos felices.