Si no vuelo
Volar a veces no es tan sencillo, creemos saberlo todo, creemos ser poderosos, creemos poder aventarnos del quinto piso y tomar impulso para el vuelo, pero no, no siempre es así, no siempre volar es tan fácil, a veces nos topamos con un viento tan fuerte que nos hace perder el equilibrio, perdemos la dirección y es entonces que no sabemos qué hacer y conocemos el miedo.
Sí, ese viento tan fuerte en la mayoría de las ocasiones es capaz de hacernos caer, nos vence, porque somos pequeños y ser pequeño, está bien; lo que no está bien, es no levantarse e intentar de nuevo, esta vez, por ejemplo, del cuarto piso.
Probar, volar y con suerte, ese viento violento, ya no nos alcance, sin embargo, si lo hace, hay que recordar que siempre hay un tercer piso, y un segundo y un primero, y si en todos los intentos hemos fallado, siempre podemos empezar de cero, correr y conseguir ese impulso, con la seguridad que desde ahí, esta vez, no caerás, ahora solo será posible subir.
Un factor de evolución
De 2 p.m. a 3 o 4 a.m. era el horario de ese empleo, si eres nuevo y llevabas otro horario de sueño es posible que te durmieras una o dos horas después por tu proceso de adaptación. Es decir, que si dormías lo recomendable para tener un buen desempeño que es de 7 a 8 horas, podías tener libre de 1 a 2 horas para volver al trabajo. Seguramente al leer esto podrás pensar que con dormir menos de lo recomendable es suficiente, y que has estado ya bajo esa situación o una peor, pero aquí mi objetivo; independientemente de que con el paso del tiempo tú desempeñas se irá reduciendo significativamente y será cultivo de más de un par de enfermedades, hay un factor que desde mi punto de vista influye negativamente en la evolución de una sociedad; el impedimento del desarrollo personal. Es a través de este que el ser humano adquiere conocimientos y habilidades que le hacen progresar, innovar o crear, y que llevarán a la persona a generar beneficios en su entorno. Por otro lado, desde la infancia existen distintos factores que van desmoronando nuestra curiosidad, la fuerza que nos impulsa a creer como científicos, por ello cuando llegamos a una edad considerable en la que únicamente prestamos atención a nuestras tareas y llegar a nuestro objetivo, pasamos por desapercibidos darnos el tiempo para pensar por qué suceden las cosas y únicamente seguimos con nuestras vidas. En mi corta vida he oído muchas veces la preocupación por la situación en que vivimos, aspectos bastante citados, quizás, el desempleo o la inflación, podría afirmarles que no recuerdo haber escuchado a personas debatiendo sobre el porqué de esos fenómenos y claro, mucho menos sobre sus posibles soluciones y con esto me refiero a soluciones en las que el gobierno no tenga mucha participación; mi perspectiva sobre la importancia del desarrollo personal ha nacido de esa curiosidad. Este desarrollo debe de ser independiente del académico o laboral, es decir, aprender sobre algo que no necesariamente tenga que relacionarse con alguno de esos aspectos. Pongamos un ejemplo, una o un joven estudiante que tiene el deseo de emprender, encontrará más impulso, motivación y capacidad si se dedica en su tiempo libre a la música, a un deporte, un idioma, a la pintura, a marketing, filosofía, ciencia, economía, etcétera, y que gracias a la descentralización de la información que ha ocasionado internet, podría casi afirmar que tenemos acceso a todo tipo de conocimiento. Estos serán aspectos que desarrollarán su lógica, imaginación, creatividad, o el mismo carácter en el caso del deporte. Volviendo al inicio, un empleo como ese, en el que se trata de actividades mecánicas, y en el que no existe tiempo alguno para poder invertir en el desarrollo personal, ocasiona poca productividad tanto personal, como a nivel sociedad, ya que muchos empleos y actividades cumplen con esas mismas características. Solo veamos lo que nos dicen los datos, según la fuente Statista en 2019 dio a conocer una gráfica dando respuesta a la cuestión, ¿Qué tan productiva es una hora de trabajo en distintos países?, basándose en la generación de producto interno bruto. En primero, segundo y tercer lugar encontramos a Irlanda, Noruega y Francia respectivamente, seguido de Estados Unidos, Alemania y Reino Unido, y los últimos lugares son para Portugal, Chile y México. Ahora, para rectificar lo que posiblemente ya hemos deducido, El orden mundial en 2019 también publicó una gráfica a partir de datos de la OCDE sobre la media de horas trabajadas semanalmente por persona en distintos países, sin embargo, a diferencia de los datos anteriores, aquí México sí se encuentra en primer sitio con una media de horas de 41, 3 por semana, mientras que para Noruega, Dinamarca y Alemania, que son los últimos sitios, la media de horas ronda entre 27 a 26 horas semanales. Pensemos en el desarrollo personal que pueden tener esas personas en estos últimos países, el constante aprendizaje va de la mano con la investigación, misma que permite crear el autoabastecimiento y el poder exportar con grandes ganancias. En mi experiencia personal, he estado en distintos ambientes, la mayoría, donde las actividades carecen de innovaciones y fomentos, hacía otras actividades ajenas a su contexto, factor que por supuesto impide este desarrollo. Ahora volviendo a ser curiosos, hay que preguntarse qué podemos hacer, aparte de nuestro desarrollo personal para cambiar esa realidad, como la del estado de Chiapas, para el establecimiento de actividades más metodológicas, realmente productivas, es decir, el trabajo a partir de fundamentos científicos. Este desarrollo en masa genera grandes niveles de producción, pero siempre y cuando exista un aprendizaje y desarrollo constante. Sin embargo, es mi deber volver a mencionar que este desarrollo lo considero algo independiente a los niveles de estudio o áreas laborales, más afín a la propia cultura y que posee una forma multidisciplinaria. Es esta última manera lo que permite que la persona entienda un tema desde distintas perspectivas y pueda tomar mejores decisiones en diferentes contextos.
Fernández Gutiérrez Humberto
En tiempos de pandemia
En este mes de marzo de 2022, se cumplen dos años desde que las diversas actividades presenciales en México se suspendieron debido al brote del virus Covi-19, en Wuhan, China. Las escuelas en el mundo suspendieron sus actividades presenciales para evitar exponer a sus estudiantes al virus. En México no fue la excepción. En marzo de 2020, en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, el distanciamiento social imperó en todos lados, el cierre pequeñas y medianas empresas, desempleos, enfermedad, altos índices de decesos debido a la Covid-19.
Desde entonces, como si se tratara de una película de terror, hasta cierto punto tétrico, las calles desoladas, esperando a que caminen sobre ellas, los parques con sus bancas vacías, esperando a que descansen sobre ellas. Ni se diga de las escuelas, a lo lejos se escucha un leve murmullo del viento en el corredor de los salones, o quizás son las risas y voces de los niños, jóvenes y maestros que se quedaron en ese espacio para habitar y acompañar el silencio y el vacío de no haber nada. El pasto junto con el monte ha imperado y desbordado sobre el andén entre salones, de vez en cuando las personas de mantenimiento limpian las escuelas. No es que no quieran, quizás el terror y la tristeza los inunda al ver lo que una vez fue un lugar lleno de personas y que ahora ya no es.
Este terror y tristeza es colectivo, a todos nos invade la incertidumbre de saber lo que pasa y no saber lo que pasará, ¿Cómo saber lo que pasará? Quizás, nadie sabía ni tenia certeza sobre el brote del virus. Sin embargo, tenemos la certeza y evidencia que ha quedado casi todo desolado, las casas han pasado a ser habitadas en la medida de lo posible, quizás ahora si, son un “refugio” para los integrantes de las familias. Aunque por ahí, me he enterado que es casi todo lo contrario, en vez de ser un espacio seguro se ha convertido en un campo de lucha, a pesar que el enemigo está allá afuera, esperando, escurridizo y listo, las personas se desintegran más de manera emocional, siendo este un fenómeno más letal que el mismo virus.
Alguien me platico que fue al médico, se sentía mal en cuestiones emocionales, éste le comento que soltara cosas que no fuera propias, soltar emociones que la angustian y la desesperan y que precisamente no es la responsable. El médico le dijo: ‒Si las personas no cambian, no piensan y concientizan humanamente con lo que está pasando actualmente, no van a entender‒. Precisamente, ya no hay un espacio o refugio seguro, el refugio y la ayuda es uno mismo para poder enfrentar las adversidades y poder ayudar a alguien algún día. Es notorio que la humanidad no está preparada para nada, ni lo países llamados primer mundistas, las ciudades más pobladas y desarrolladas, fue ahí donde se propagó más el virus dejando más decesos y millones de infectados. Quizás nunca podamos estar preparados para lo que pasará puesto que no sabemos lo que sucederá, sin embargo, la cooperación y el trabajo en equipo, pueden ser principios fundamentales para salvar vidas en estos tiempos de difíciles.
Ni la tecnología, ni el poder económico adquisitivo, podrán ser de gran ayuda como lo puede ser la misma solidaridad y empatía humana. Aludiendo a las palabras del médico ¿Qué más falta para hacer consciencia? Esto aplica indiscutiblemente tanto para nuestra raza como para todas las especies del planeta, nuestro entorno natural que de por sí ya es un problema que nosotros hemos ocasionado.
Quizás el problema no es hacer consciencia y reflexionar, más bien, el punto es actuar sobre la necesidad latente que existe para poder salir de este sueño no grato para todos. La situación se torna difícil pero no imposible, modos de actuar, de vivir y de convivir de la mejor forma posible con los demás, con el prójimo, puede ser un principio para hacer más llevadero el guion de este virulento siglo. La responsabilidad con nosotros mismo y con los demás debe ser latente, en todo momento.
A pesar de ser un panorama poco alentador, puede significar también, una pauta, un momento para reflexionar sobre la finitud de nuestro ser, preguntas como ¿Qué hemos aprendido algo con la situación actual? ¿Qué podríamos mejorar? Esto con el fin de ser mejores para nosotros mismos y para nuestro entorno. No se trata de encerrarse en la soberbia y la pose de que cada quien vive a su manera, o como quiere, más bien, cómo vivimos nosotros desde nuestra subjetividad y qué tanto de lo que sabemos o somos aportamos a nuestro entorno.
El contexto actual como reflexión, debe servir para abrir espacios de dialogo para la cooperación y la trasformación de la realidad en pos de un destino común como sociedad o contexto. Esta demás decir que, parte de esta responsabilidad está en los gobiernos que deben enfocarse en la integración social con sentido humano que alimente el ideal de una sociedad que necesita de todos para sobre llevar y superara la situación actual.
Jairo Naamán Alonzo García
Por primera vez viví, una vida, en vida
Por primera vez llegó al caótico y magnífico fuego de la vida.
Un paso más,
Un beso más y me sumerjo en el fuego de tu vida,
Un vasto mar de aventuras.
Una mirada que no apresura.
Una sonrisa que el sol disfruta.
Por primera vez atravieso el cauteloso y especioso momento de la vida.
Lleno de alegría, delicadeza y frenesí… En fin, un momento.
Un minuto más.
Una hora más.
Una vida más.
Un vasto momento de emoción y fervor.
Un beso que cura.
Un abrazo que encadena.
Un instante de la vida.
Por primera vez me quedo en la libertad y deseo de la vida.
Una canción más.
Una película más.
Un sentido en el que te encuentro.
Un destino dudoso
Un latido apresurado.
Unos ojos vivaces.
Te encontraré en la magia de un viaje, en el brillo de la vida.
Frida Belén Gómez Gordillo