Rafael Rodríguez Sol
Licenciatura en Comunicación
Después de un tiempo aceptarás que el sol quema si te expones demasiado, aceptarás incluso, que las personas buenas podrían herirte alguna vez y necesitarás perdonarlas, que a veces la vida duele, cansa, hiere, que no es perfecta, no es fácil, no es coherente, pero a pesar de todo es y será bella.
Aceptarás que la distancia no significa nada, cuando esa persona significa todo, que la oscuridad le teme a la luz y que los momentos son solo eso, momentos únicos e irrepetibles, que reír, llorar, soñar, desilusionarte e incluso enamorarte son parte de la vida.
Después de un tiempo aceptarás que para amar a alguien necesitas amarte a ti primero, que las personas somos temporales, que amar y querer son cosas muy distintas, después de un tiempo aceptarás que las personas siempre hablarán de ti, hagas o no las cosas bien, pero que son solo eso, opiniones y que solo tú decides si lo tomas o los dejas.
Que si alguien se quiere ir de tu vida, lo mejor será no detenerlas y que si te fallan lo mejor será alejarse, aceptarás que, si algo te molesta, lo mejor será evitarlo, que donde la ignorancia habla, la inteligencia calla, que tus sueños no se construyen, tú los construyes. Que sonreír no significa estar feliz, estar juntos no significa estar enamorados y que el amor verdadero solo se vive una vez.
Entenderás que la vida no es injusta, sino que les da las mejores batallas a sus mejores guerreros, que hay cosas que quisieras volver a vivirlas una y mil veces más, que para cada final siempre habrá un inicio y que lo mejor será vivir el momento, el ahora, que con el tiempo solo quedan recuerdos y lecciones.
Rafael Humberto Gómez Jiménez
Licenciatura en Comunicación.
Esta no es una carta de despedida.
Hace 4 años una nueva generación emprendía el camino por la carrera de comunicación, entre sueños, objetivos y metas, las expectativas no se hicieron esperar. Es que Humanidades no es solo una facultad, recorrer sus pasillos, platicar con el personal académico, probar la exquisita sazón de doña Pipis en sus antojitos, degustar el pozol y los chilaquiles de la cafetería, las pláticas en la ‘higuera’ o simplemente admirar los árboles frente a la plaza cívica, acompañado de un buen libro y amigos, cambia tu panorama formativo y ves reflejada a la institución como tu segunda casa.
De mi paso por la facultad, hay muchas historias, experiencias y aprendizajes que valdrían la pena destacar, sin embargo y no como forma de modestia, quisiera rescatar aquello que fue y será lo más significativo que me ha dejado estos años en mi formación.
Hoy que vivimos en esta nueva normalidad, puedo asegurar que de esta generación nunca imaginamos llevar nuestro último semestre a distancia, que nuestros maestros y compañeros se convertirían en chats y foros virtuales, que los salones los anhelaríamos tanto como a nuestro hogar. Es en esta lejanía cuando se extraña el pequeño espacio en humanidades, mis amigos, compañeros y docentes, mi otra familia.
Finalmente quiero decirte ¡Gracias Humanidades! Por acoger una temporada más, las metas y sueños de jóvenes que imaginan un mejor futuro, de profesionistas que visualizan un país más justo y con mejores oportunidades.