David San Sebastián.
Lic. Comunicación
Entre las calles de los edificios del centro de la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, se encuentra un personaje de paso por la capital chiapaneca, que rompe los sonidos de la cotidianidad de la ciudad y nos lleva a un ambiente del siglo XlX con su instrumento de viento conocido como “organillo”. Ray Fernando Orantes Martínez, originario de la ciudad de México, organillero y un viajero de 33 años de edad, recorre los estados del país con su “organillo”. Los primeros organillos que llegan a México son de origen alemán y son traídos por inmigrantes alemanes cerca del año 1834. Los compraban empresarios, circos y ferias, después se expandieron hacia las calles en pleno Porfiriato donde se rentaban como fuente de trabajo o bien para dar serenatas.
Fernando hereda su organillo de su abuelo, así logra 15 años de trayectoria, ejerciendo este oficio que llena el corazón de las personas que caminan por las calles al escuchar las melodías de su organillo. Pará él, su oficio es una experiencia muy bonita, en la cual obtiene dinero para su sustento y para ir a diferentes lugares a trabajar y por supuesto también conocer.
Entre sus experiencias sobre Chiapas, expresa que es un lugar muy atractivo y donde hay muchos lugares turísticos a comparación de otros estados. Asistió a la Fiesta Grande de Chiapa de Corzo y ha estado en varias ocasiones en San Cristóbal, estará un mes en Tuxtla Gutiérrez frente al Museo de la Ciudad ubicada en la avenida central y después partirá a un nuevo destino.