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  • Reflexiones

    Pájaros Azules

    Atzin Narváez Pérez/Lic. en Comunicación 

     

    Alto es el cielo en que vuelan las aves de ensueño.

    Bajas son las probabilidades de fracasar si hay un plan detrás.

    Y ¿qué pasa cuando el plan cambia?

    ¿Cuál es nuestro lugar?

    ¿Dónde está nuestro hogar?

    Las piezas de este tablero ajedrez se acomodan para la jugada

    ¿Quién las mueve?

    ¿Podemos acaso nosotros determinar el siguiente movimiento siendo peón?

    Mientras unos especulan y contemplan

    Con escaleras apuntando al universo, otros,

    miran con sus ojos la realidad.

    Cabemos de todo un poco en tierra:

    Soñadores despiertos,

    Artistas anónimos,

    Genios incomprendidos,

    Médicos malheridos,

    Amantes taciturnos,

    Consejeros solitarios,

    Madres, padres, hijos, nietos,

    Sobrinos y más de algún desconocido.

    Y ¿a dónde vamos?, Sí somos pequeños y también efímeros

    ¿Cuál es nuestro verdadero valor en el tiempo?

    Sea mucho o poco, creo que más allá del horizonte,

    en el que el sol desaparece o la utopía que nunca alcanzaremos,

    pero nos invita a seguir caminando.

    Más allá de límites fronterizos,

    Lenguas nativas o emigrantes desesperados.

    Somos uno, para y con nosotros, para y con los otros.

    Solo cuando aprendamos a caminar de la mano,

    Más allá del arcoíris que sale al llover,

    Pájaros azules vuelan.



    Nos Olvidamos de Sostener

    Atzin Narváez Pérez/Lic. en Filosofía 

     

    —Sé que pasaron muchos meses, sé que lo último que te dije en el aeropuerto no fueron las palabras correctas y que te hirieron, solo te pido que me entiendas… solo te pido que no te alejes de nuevo porque aún te amo —dije pegado a su espalda mientras le abrazaba.

    No decía nada, no se apartó de mí, lo que de cierta manera les dio esperanza a mis sueños rotos de estar a su lado, tal parece que también quiere quedarse conmigo.

    —Te entiendo… aquella vez en el aeropuerto, cuando el avión despegó, me di cuenta que solté el globo rojo- dijo con su suave voz que tanto me gusta, sin embargo, no entendía, ¿globo rojo? ¿a qué se refería?

    Me separé de ella y le di la vuelta para verle a los ojos y entender de qué iba eso, porque no entendía nada de nada. Nuestras miradas se encontraron, pero no obtenía la respuesta de aquella frase.

    —¿te das cuenta de lo que has hecho? Y ya que estamos en esta situación, quiero quitarme la duda, ¿leíste alguna vez los libros que con emoción te conté? -  pregunto mirando fijamente mis ojos.

    —No, nunca.

    —¿Por qué tengo una cicatriz en la muñeca izquierda?

    —No recuerdo

    —¿Qué significa regalar plantas para mí?

    —No sé- cerró sus ojos por unos segundos como si meditara su siguiente pregunta. Suspira.

    —¿Cuál fue tu última promesa?

    —No la recuerdo- sonrió con ironía, levantó brazos para hacer un gesto de rendición y siguió su camino.

    “Un globo de helio es llevado por una pequeña niña gracias a la cuerda de la que ella tira con firmeza, le adora, lo admira por la altura a la que está y la belleza que tiene en su vivo color. Se emociona al ver unos cachorros jugar a perseguirse por el parque, baila un poquito por comer un helado napolitano y se une a un par de niñas saltando la cuerda. Poco a poco olvida que tiene el globo consigo. Por cada cosa nueva que le emocione, su agarre es más débil.

     Acurrucada en el regazo de su madre, la pequeña finalmente descansa, pues hasta la euforia llega agota. Dormidos, todos olvidamos que sostenemos algo o que en algún momento en nuestra mano había una cuerda que te unía a un globo rojo. Y así, se va lento al cielo, eventualmente se pierde en la inmensidad”

     



    Caminante del Tiempo

    Angel Andres Pérez Pérez/Lic. en Lengua y Literatura Hispanoamericanas

    La vida gira,

    un remolino de días sin dueño,

    te alza en su cumbre y, sin aviso,

    te deja caer en el polvo del tiempo.

     

    A veces es río manso,

    otras, tormenta sin tregua.

    A veces el sol te toca la espalda,

    otras, la sombra te cubre entera.

     

    Caminas entre piedras rotas,

    te sangran los pasos,

    pero avanzas.#

     

    Porque el viento cambia,

    porque la marea regresa,

    porque siempre hay un filo de luz,

    rompiendo la noche más negra.



     

    Tonta de Luna

    Angel Andres Pérez Pérez/Lic. en Lengua y Literatura Hispanoamericanas.

     

    Me buscas cuando el frío te alcanza,

    cuando el eco de su ausencia,

    te deja desnudo en la noche.

     

    Soy la pausa entre tus heridas,

    el refugio donde apagas el ruido,

    de un amor que nunca me nombra.

     

    Llegas con palabras huecas,

    con caricias que saben a prisa,

    con besos que no traen promesas.

     

    Y yo, tonta de luna,

    te recibo sin preguntar,

    sabiendo que cuando amanezca,

    seré solo un recuerdo a olvidar.



    Tu Oscuridad es mi Brillo

    Roldán Alejandro Velázquez Gil/Lic. en Comunicación

     

    Llega la noche 

    esta vez es diferente,

    una música de fondo para ser exacto

    Se escucha “Fuera del planeta”.

     

    Una parte de la melodía concuerda contigo,

    “Todo brillaba, tus ojos, tu pelo”. Tal vez la vida,

    no solo se trata ir de prisa, sino es el poder de

    tomarle la mano y sentirte seguro con esa persona,

    que tanto anhelas.

     

    El rasgueo de la guitarra al finalizar la canción

    me hace sentir que todo está por terminar

    pero no es así, miro al cielo  y está el brillo de la luna,

    en medio de la gran oscuridad de la noche 

    y es ella, mi gran compañera

    que siempre me acompaña 

    a recordarte.🌗❤







    El Calor del Verano en Otoño

    Hannia Zárate De La Cruz/Lic. en Comunicación

    Y esa noche al verte por primera vez, supe que mi necio corazón se había rendido. Desde que mi cuerpo entró en calor, aún cuando estábamos en un frío octubre, supe que la calidez de tu ser llegó a invadirme.

    Todos hablan de los amores de verano, de lo apasionados que son, pero ¿Alguien ha vivido un amor de otoño? Se desarrollan entre ese paisaje marrón y el frío se vuelve un cómplice para acercar los cuerpos, los unos con los otros se unen para entrar en calor, un calor que solo los amantes pueden conocer entre las sábanas y noches frías que deja aquel hermoso octubre.

    Ser amantes en otoño es todo un arte, requiere de mucha valentía para aventurarse a brazos desconocidos con la incertidumbre si estarán cálidos para recibirte.

    En aquella madrugada de octubre, en ese frío otoño; me encontraba refugiada entre brazos cálidos pero que pronto se volverían extraños. 

    Escribo esto en memoria de aquel amor que en pleno otoño me hizo sentir el calor de un verano. 



    No sé si el Amor Podrá Salvarme

    Yazmin López Albores/Lic. en Comunicación

     

    De vez en cuando pienso en si realmente existo en el ahora, o si tan solo soy el

    eco melancólico de un ayer que se rehúsa a disiparse.

     

    Tal vez esto es solo un suceso de los veinte,

    una historia sin nombre en el ruido de esta gran ciudad; cubierta de murmullos,

    amores perdidos, tragedias innumerables.

     

    Residimos en una vida que arde rápido y se apaga,

    dejando solo las cenizas de lo que fue alguna vez su llama.

     

    Esta vez, no sé si el amor podrá salvarme.

     

    He visto pájaros anidar en ruinas,

    Versos quebrarse en bocas ajenas,

    Estrellas apagarse en la infinitud de lo efímero.

     

    Y tal vez, al final, yo también sea solo eso.

     

    Un breve momento en la historia.



    Pequeña Luciérnaga

    Julia Gutiérrez Gerardo/Lic. en Comunicación 

     

    No fue hace mucho, fue un día diferente, de esos que presientes que no olvidarás fácilmente, pero que, por irónico que parezca, terminas olvidando. Aquella noche me fui a dormir más tarde de lo usual, y aunque intenté conciliar el sueño, me costó demasiado. Cerca de la medianoche, una fuerte crisis existencial me sacudió. Hacía meses que no tenía una así. Abrí los ojos y solo podía pensar en una cosa: ¿Qué rayos estoy haciendo con mi vida? Sentía miedo, un miedo paralizante. No quería preocuparme por la "yo" del futuro, porque mi "yo" del presente no sabía a qué se dedicaría toda la vida. Si elegía mal, sería miserable para siempre; al menos, eso decía la gente mayor. Me aterraba pensar en que nunca lograría salvar el mundo, porque me decían que era imposible. No estaba lista para enfrentar la idea de que algún día dejaría este mundo; la muerte, o mejor dicho, lo desconocido, me aterraba.

    Mi mente no dejaba de torturarme. Me hizo recordar todos mis errores, me lanzó un sinfín de preguntas sin respuesta, me mostró fotos antiguas que me llenaron de melancolía. Traté de reprimir mis pensamientos, de transformarlos en algo menos doloroso, pero los sentimientos siempre encuentran una forma de salir. Terminaron escapando en forma de lágrimas silenciosas. No estaba lista para enfrentar la oleada de recuerdos, emociones y cansancio. Pero, tras un par de horas, todo quedó en calma. La tormenta cesó y, por fin, mi mente se asemeja a un lago tranquilo. La vida es así: un libro maravilloso con paréntesis extensos y complicados que no todos logran entender.

    Pensé que podría dormir al menos un par de horas, pero algo tenía que pasar, ¿verdad? Una pequeña luz me despertó. Era una luciérnaga. Una diminuta criatura que, por alguna razón, revoloteaba por mi habitación. Me levanté con cuidado para intentar atraparla y sacarla antes de que muriera, pero ella se alejaba. En ese momento, su vida se volvió lo más importante para mí. Todo hizo clic en mi cabeza.

    Esa luciérnaga era una representación perfecta de todos nosotros. Cada persona es como una pequeña luciérnaga, con su propio brillo excepcional, con sus sueños y deseos. Algunas logran encontrar una ventana por la que salir, pero, al hacerlo, descubren que el mundo exterior no es como lo imaginaron. Entonces, las luciérnagas que aún permanecen dentro las ven como malagradecidas. Pero esa es la cuestión: cuando alcanzamos un sueño, a veces sentimos que nos falta algo, como si perdiéramos nuestro propósito. Pero siempre hay un propósito, siempre hay algo por lo que luchar. Podemos lograr mucho más de lo que imaginamos, incluso con una existencia tan corta. Eso es lo que hace a nuestra vida tan valiosa: el tiempo.

    Segundo tras segundo, hora tras hora, semana tras semana, año tras año. No te diré que vivas cada día como si fuera el último, pero sí que valores cada maldito segundo. No hay segundas oportunidades. Si quieres hacer algo, hazlo. Si quieres lograr algo, trabaja en ello. No te rindas. Nadie se convierte en experto de la noche a la mañana; cometer errores es parte del proceso, pero no permitas que eso te detenga. No dejes que nadie te diga de qué eres capaz. Solo tú puedes decidirlo.

    A menudo nos dicen que, si queremos algo, "le echemos ganas". Pero la verdad es que las ganas no se pueden medir. Lo correcto sería decir: "dedícale tiempo". Porque el tiempo lo es todo.

    Deja de preocuparte por cosas insignificantes. Dedica tu tiempo a lo que realmente importa. Llama a tus padres. Visita a tus amigos. Sal a pasear con tu mascota. Envía un mensaje a ese maestro que marcó tu infancia y dile lo mucho que apreciabas sus clases. Disfruta de una buena conversación con tu familia. Observa el atardecer y, sobre todo, regálate un abrazo. Reconoce lo lejos que has llegado a pesar de los tropiezos. Habla con tu niño interior y demuéstrale que han logrado muchas de las cosas que alguna vez soñaron. Y si hay sueños que aún no has cumplido, empieza ahora. Nunca es demasiado tarde. Nunca se es demasiado viejo para seguir aprendiendo. Siempre hay algo nuevo por descubrir, incluso para aquellos que parecen saberlo todo.

    Tal vez no todos los días sean inolvidables, pero en realidad, cada día lo es. Aprende a disfrutar los pequeños placeres de la vida: el calor del sol en tu piel, los amaneceres y atardeceres, las risas compartidas, tus pasatiempos, un buen libro, la brisa fresca, el canto de los pájaros, la buena comida. Mi abuela solía decir: "La comida también es amor". Los descansos también son importantes. La lista de pequeñas cosas valiosas es interminable.

    El punto es que disfrutes cada instante. Atesora tus recuerdos. Vence tus miedos. Aprende algo nuevo. Y, sobre todo, nunca olvides que todo es posible con tiempo, esfuerzo, amor, buenas ideas y un poco de suerte.





    Azul Apache

    Rodrigo Reyes Pascasio/ Lic. en comunicación 

     

    “Por qué hablar de mis emociones como si fueran demonios, cuando simplemente las puedo entender como un cielo azul celeste, que es tan grande y profundo como el amor que por mí siento, o un atardecer rojizo que me transporta a recuerdos de infancia, de sucesos mágicos como una noche estrellada y de días en que el mismo cielo llora conmigo”.

    Ortiga

    Elizabeth Alondra Hernández Vázquez/Lic. en comunicación 

     

    Puedo sentir, sentir la ortiga tocar mi piel con su delicadeza a través de mi ser.
    Puedo sentir el cristal roto tomar mi corazón y abrazarlo.


    Por supuesto que puedo sentir. Siento el toque de una navaja en los labios y sonreír con el carmesí en la boca.

    También puedo sentir tu presencia, la presencia de una sombra gris que quema de frío, el frío que puedo sentir en mi cuerpo.


    También puedo ver y sonrojarme cuando veo tus ojos mirándome con tu soberbia y odio, odio que hace que siga a tu lado.

    Porque yo siento el amor tan puro y hermoso, puedo amarte. Te estoy amando y eres el cruel peligro que quiero sentir.


    Eres el veneno que deseo consumir en mis labios y eres el verdugo que deseo que corte mi cabeza.


    Soy la nada, soy la nada que viene de lo más bajo. Pero dolorosamente soy algo cuando estoy a tu lado.


    Ámame con tu áspero amor, ámame así como yo te he amado por tanto tiempo, durante 5 tortuosos años.






    ¨La Esencia de la Reflexión¨

    Eduardo Domínguez Lopez/Posgrado: En Maestría en estudios culturales

     

    La esencia de la reflexión es una actividad que, ejecutándola de manera correcta, te ayuda a quitar la venda de los ojos, para poder analizar apropiadamente a la sociedad en general. Esta práctica crítica sostiene la idea de la exploración, de salir de tu zona de confort. No tiene límites ni una edad determinada. Esto nos demuestra: “Lo inmaduro que pueden ser los adultos y lo maduros que pueden llegar a ser los niños.”

    El no detenerte a reflexionar, analizar o, al menos, criticar tu realidad, es tener contacto cero contigo, porque llevas tanto tiempo cegado a causa de las múltiples distracciones de la sociedad, que no has llegado a conocerte a ti mismo, por querer hacerte conocer ante un mundo que te ignora y que te quiere preso de tus propios pensamientos. No te dejan ser, para convertirte en otro “ser”.

    Por eso debemos entender que: “Quienes traicionan sus sueños, no tienen derecho de hablar de sueños ajenos”, porque si no somos capaces de “ser” nosotros mismos, no podemos enseñar a otros cómo serlo. Quien tiene aspiraciones no debe detenerse. Es mejor ser preso del esfuerzo y dedicación, que ser esclavo de otras personas que se atrevieron a cumplir sus aspiraciones.

    Nunca debemos negar lo que queremos hacer con ilusión. Un sueño se cumple despierto y no durmiendo, una meta con esfuerzo y una aspiración con valor. Debemos ser fieles a nuestro “yo” más puro. Se pretende presentar la noción de que no hay un límite estipulado, solo hay un límite imaginario creado por nosotros mismos. Es interesante la analogía con la cual utilizamos nuestra capacidad cerebral para inventar escenarios catastróficos negativos, con los cuales nos desmotivamos por romper esa cotidianidad e ir por la innovación de un “pensamiento crítico”. Un pensamiento que nos impulse a realizar un sinfín de cosas positivas.

    Igualmente, concientizar la idea de que lo importante es llegar a la meta, no importa el tiempo que se tarde. El tiempo se dice ser “efímero”, pero es relativo. No, quien antes llegue habrá ganado y no ha perdido el último que ha de llegar. En el camino hay mucho que aprender y, por ir rápido, te perderás de mucho conocimiento, así como de experiencia. El que último llega es capaz de admirar el camino, ya que se detuvo a observar su alrededor, cayó por tropezar con una piedra y se dio cuenta de que debía parar y ser más cuidadoso. Reflexionó qué podría aprender más yendo lento que rápido.

    La paciencia es la madre de todas las ciencias y, para forjar, hay que esperar. La discordia de la vida es que parece que no entendemos que nada es objetivo, nadie sabe más que otro y nadie es mejor que nadie. El esfuerzo te lleva a todas partes. Es mejor ser un perdedor ambicioso que un vago talentoso. Nada contra corriente. El esfuerzo da mejores resultados, el reflexionar ante el mundo hace que te quites la venda de los ojos.











    Sol en la mañana

    Guadalupe Anahí Trejo Soto/Lic. en Pedagogía

     

    Después de tanto frío vuelve a salir el sol y la sonrisa en mi carita, sabiendo que después de tanto y gracias Dios soy la persona que debo ser y no me juzgo, me acepto y me amo. Para poder seguir brillando y demostrarme que todos mis sueños se pueden hacer realidad. El amor no es un cuento de hadas, el amor en que más he  sanado y amado por muchos años es el mío.