En el presente NO
Esa niña pequeña que te miraba con ojos de amor y llenos de ilusión, esa niña tan ocurrente, linda y amable.
¿Le mentiste, fuiste la primera persona que formó parte de mi vida, pero qué fue lo que pasó? En qué momento decidiste robarte el brillo de los ojos, en qué momento se perdió mi admiración por ti. Todas esas mentiras y rechazos, todas las veces que tuve que esconderme debajo de la cama abrazada a mi muñeca por temor a los gritos y discusiones que tenías, esas veces que no pensabas en mí ni en nadie, esas veces que fuiste tan egoísta, cuando solo me utilizaste para que tú estuvieras bien. Pero ¿Qué hay de mí? Nunca creíste en cómo podría sentirme, en el daño psicológico que me causabas, nunca has creído en mí, y nunca lo harás, desde pequeña he pensado que tú eras el hombre de mi vida, el único que me demostraría un amor sincero, puro y cálido. Pero no fue así, me equivoqué, sé que nadie es perfecto, pero de niña creía que tú lo eras, cada que te veía me sentía segura, pero el tiempo pasaba, y tu vicio no eran mis abrazos tú preferirías estar en otros lugares, regresar en tu peor estado y gritar, siempre era lo mismo, todos los días y para no salir afectado por lo malo que hacías, nos usabas para que sintiéramos dolor que nos abandonarías y que sin ti, no íbamos a poder sobrevivir, nos hacías sentir como si en verdad nos amaras, como si estuvieras arrepentido, siempre decías que no lo volverías hacer para qué se apiadaron de ti, y no irte. Aun así, siempre lo volvías a hacer.
Los días, las horas y los años se iban rápido, esa niña que te admiraba y le brillaban los ojitos al verte se estaba apagando y no te dabas cuenta, esperaba el año nuevo para que después de las 12:00 pudiera recibir un abrazo y escuchar unas palabras de aliento. “Te quiero, esfuérzate en a tus estudios y pórtate bien, ya no seas una niña rebelde y cambia”. Esa fecha del año y la hora, era la única que podía utilizar para poder llorar en tus brazos por querer decirte, que el que debería cambiar eras tú, me mentías tanto que incluso, me aprendí tus gestos, sé cuándo me mientes. Pero es curioso porque solo se distingue eso, siempre me hacías sentir mal sin darte cuenta, opinabas sobre mí, apariencia y mi peso, cuando te enojabas decías; que no valía nada, ni siquiera un centavo partido a la mitad y estoy tan dañada, que recuerdo todo.
Ahora que he crecido un poco sigues mintiéndome y fallándome, siempre me prometes que cambiarás, pero esas promesas vienen vacías. Me siento incómoda al verte, cuando me abrazas, me besas o me dices que me quieres, siento que todo es mentira, quisiera volver a creer en ti, pero no puedo, ya no confió en ti, dicen que el primer hombre en tu vida es el que nunca te romperá el corazón, siempre te cuidará y muchas cosas bonitas, pero cómo explico que el primer hombre es mi padre y el primero en romper mi corazón.
Cómo podría confiar en alguien más, cuando el primero en robar mi paz mental fuiste tú, ahora me pides perdón, que confié en ti, que me amas. Pero ¿Cómo le podrías pedir perdón a esa niña que tanto confió en ti y siempre le fallaba?. Dime ¿Cómo? En el pasado me hiciste daño, dejaste a una persona mal emocionalmente. Por favor, ¡en el presente ya no!. Ya no me lastimes, ya no hagas comentarios sobre mi apariencia, no juegues con mi autoestima, con tus chistes malos, no ves que me lastimas. Lo siento por no poder perdonarte, perdón por solo ser “Feliz” si te fueras de casa, es que me hace daño verte y respirar el mismo aire contigo.
Pero, tengo que acostumbrarme, tú vas primero antes que todos, sigues siendo egoísta. Me gustaría ser como tú, porque tú sigues siendo el mismo, pero yo ya no tengo la misma esencia de antes, siento envidia de las niñas que pueden platicar con sus papás y les dan consejos, pero tú nunca has sido así, ni siquiera conoces a mis amigos, ni mi edad, siempre la confunden. Pero tranquilo en el presente ya no será así.
No me pidas perdón, la niña ya lloró y la mujer ya cambió.
Pricila Guadalupe Marín Hernández