Cuando las hojas caen sobre mis pies descalzos

 

Camino sola hacia mi destino

el mañana para mí nunca ha existido.

Disfruto de mi presente

y lucho contra mi pasado.

Cuando las hojas caen sobre mis pies descalzos

el otoño  viene a visitarme.

Mis prisas, jamás terminarán.

Me desahogo y comienzo a llorar.

Mi tristeza que nunca desaparece.

Pero vuelves y debajo de un árbol nos sentamos

me refugio en tus brazos

y me besas con tanto amor.

Un poema tuyo empiezas a recitarme

mientras me quitas mis zapatos negros

las hojas caen sobre mis pies descalzos.

Con la mirada te subscribo, a mi necesidad.

Para que cuando te vayas, no creas en nada

ni en nadie, solo en mi corazón, que te ama.

Cuando las hojas caen sobre mis pies descalzos

te aprieto la mano y no me siento vulnerable.

Paseamos por el circuito cerebral del amor.

Te comparto de mi boca un helado

y luego con el rojo carmín

que mis labios, dejan en tus labios

me sonríes, me sueltas de la mano

te marchas y vuelves a tu destino.

El mañana para mí nunca ha existido

disfruto de mi presente

y lucho contra mi pasado.

Cuando te vas las hojas caen sobre mis pies descalzos.

Y vuelvo sola a los sueños de mi arenal.

Pienso, cuanto tiempo caminando

derribando muros tradicionales

para que otro hombre venga a decepcionarme.

Me enfadas más no me detengo

sigo haciendo mi camino

mi corazón me lo exige.

Nadie es dueño de mi destino

y aunque sé que no crees en nada

ni en nadie, solo en mi corazón, que te ama.

Quiero que sigas compartiendo conmigo

tus proyectos, tus momentos, tu amor no rutinario.

Cuando las hojas caen sobre mis pies descalzos.

Mi vida sigue hacia su destino

el mañana para mí nunca ha existido.

Disfruto de mi presente

y lucho contra mi pasado.

Cuando las hojas caen sobre mis pies descalzos

no espero a que por mí hagas nada.

Me entregué a una causa perdida.

Me fui a donde nadie quiere ir

y el destino  me ha tratado así.

Cuando las hojas caen sobre mis pies descalzos

te aprieto de la mano y caminamos juntos

por el circuito cerebral del amor.

Un alumno mío, te enseña a escribir en español.

Me observas, no te concentras

y tu mirada me avergüenza.

Intrépida y pasional, del rigor hice mi camino

mi vida, mi esfuerzo nunca reconocido.

Dar vida, a  la vida marchita de la tradición.

En un mundo machista todavía resisto.

Me ayudas a caminar entre tanta represión

aunque a veces considero que tu buena intención

es como una agresión.

Te sigo extrañando tanto.

Cuando las hojas del libro

que escribiste en mi vida

caen sobre mis pies descalzos.

Voy a huir porque siempre me van a querer condicionar.

 

José Manuel Pérez Vázquez.