José Antonio Salguero
Lic. Comunicación 

 

 

Ahora en una noche tan larga,
era como una vela,
que debía resistir el viento,
completamente solo.

 

Ellos no sabían,
lo profunda que eran mis heridas,
el dolor que tomaba cada centímetro de mi cuerpo,
mi sufrimiento.

 

Ellos no sabían,
como cada rostro que veo muerto frente a mí,
rasgaba una parte de mi alma.

 

¿Es la lealtad y la amistad,
como las flores de primavera?
que se secan y mueren.
O ¿permanecen para siempre?
¿Tienen ese poder?

 

¿Dónde está el escritor que escribió,
que ésta vela se consumiría?
¿Escribió que pasará esto?
Si lo hizo, ¿quién lo verá?, ¿quién lo oirá?

 

¡Oh tú que conociste mi corazón!
No calles mi boca,
o mi corazón herido llenará en su lugar con sangre.