LA CARRERA DE FILOSOFÍA, ENTRE LA VIDA Y LA MUERTE

 Iván Barrios, alumno de la materia Taller de Redacción de Crónica Periodística

 

Ella no se sentía a gusto con ningún plan de estudio. No es que haya probado otros antes, es que en ninguno se sentía bien. Desde que leyó filosofía en la preparatoria y la forma en que los maestros la fueron aproximando al estudio de ésta, fue donde ella encontró un refugio, un campo donde no sentirse cómoda (fuera cómodo, irónicamente).

 

Diana Ruiz Rincón, una chica de occidente, en Jalisco, hacía una tarea para la escuela, una ficha técnica que le había encargado su maestro de la preparatoria. Entre todo los libros y documentos que leía encontró la afirmación de un filósofo existencialista  que decía: “el ser humano, aunque esté rodeado por otras personas, por un conjunto de congéneres, no dejará de sentirse solo porque la soledad siempre lo acompañará” gracias a la cita de Gabriel Marcel, ella supo entonces que era su propia responsabilidad si se sentía sola o de otra manera. Ahí supo que quería estudiar filosofía. Se enfrentó a sus padres y a la sociedad, ya que en sus propios términos, la masa la prejuzgaba. Las áreas de ciencias sociales son conocidas por no tener un gran campo laboral, pero ella discrepaba de esas afirmaciones “he visto a ingenieros de oficinistas, un trabajo que no tiene relación con lo que estudió”.

 

Hasta 2011, la única escuela de filosofía en Chiapas era la que daba la iglesia católica en el Centro de estudios Filosóficos “Tomás Aquino” y era solo para hombres que querían ser sacerdotes. Las mujeres hasta ese año, tenían que salir del estado para poder estudiar la carrera que implica hacer reflexiones sobre la esencia la vida y la existencia que la rodea. Lo que hacía Aristóteles antes del nacimiento de cristo, en Chiapas, las mujeres tuvieron la oportunidad de estudiarla hasta el 2011.

 

La licenciatura de Filosofía en la UNACH cuenta con 33 alumnos en total, desde el primer hasta el octavo semestre. Muy pocos si los comparamos con los 38 alumnos que llegan a haber solamente en un salón de cualquier semestre de la carrera de Comunicación.

 

“Son chicos muy complicados. Las cosas fáciles les son difíciles y las difíciles les son fáciles. Ellos son los que más presentan problemas a la hora de inscribirse, piensan que por inscribirse aquí el primer semestre el sistema los inscribe todo los demás semestres automáticamente. Se les olvida la parte de hacerlo en línea. Y a veces vienen diciendo que cómo es que no están en el sistema si llevaron todas las materias y además se inscribieron hace dos años, es algo raro” dice el jefe de control escolar de la Facultad de Humanidades, un hombre como de 50 años, que usa lentes y sonríe fácilmente.

Según datos de Control Escolar, el 27 de agosto de 2011 se abrió la carrera de Filosofía en la UNACH: Ingresaron 27  y  egresaron 10. En la última generación que salió en 2019 ingresaron 23, egresaron 9 y 10 han presentado baja definitiva. Solo 4 siguen en la carrera.

 

Diana Ruiz Rincón fue parte de la primera generación de la UNACH, pero en la maestría. La licenciatura la estudió en la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG) y apenas egresó, viajó a Tuxtla Gutiérrez para estudiar y quedarse por 9 años más. Hoy no es solamente Diana, la adolescente de preparatoria con los miedos sobre el futuro que el elegir una carrera entraña. Ahora, a 10 años de leer a Gabriel Marcel es la doctora Diana Lizbeth Ruíz Rincón, docente de la licenciatura en Filosofía, maestra en Educación, doctora en Estudios Regionales y una de las iniciadoras en el proyecto de la licenciatura de Filosofía en la UNACH.

 

Son las 4 de la tarde la hora de que su materia termina, pero empieza otra, sus alumnos pasan y ella interrumpe la entrevista para decirles “llegaron tarde, entran tarde”

 

-Hay pocos alumnos ¿eso es bueno?

 

- La filosofía, formativamente hablando, sería difícil que se dirija a las masas, porque hay que detenernos mucho en muchos sentidos y los 38 que hay de más, jamás se enteraron de lo que se estaba hablando, entonces a nosotros como programa nos conviene no tener tantos, la institución obviamente busca otra cosa…

 

En la actualidad, peligra su matrícula por la falta de interesados. La filosofía por su naturaleza es solitaria, cuestionadora y conflictiva con sus propios participantes. Son casi diez años de un proceso que es lento y a veces inseguro.  Lo curioso es la misma existencia de esta. Es como diría Sartre, pero en lugar de la existencia, sería la filosofía en el contexto chiapaneco. “Todo lo que existe nace sin razón, se prolonga por debilidad y muere por casualidad”, concluye.