JOSÉ LUIS BERMEO REYES 

 

“Un docente con mucha pasión, conocimiento y experiencia”

 

Originario de Michoacán, el Maestro Bermeo, llegó puntualmente a la hora acordada y sentado en una banca de la Calzada de las Personas Ilustres, se dispuso a contar su historia.

 

Estudió la Licenciatura en Filosofía y Teología en el Instituto Libre de Filosofía y Ciencias en la Ciudad de México y complementó sus estudios en la Universidad Del Valle de Atemajac en Jalisco, cuenta también que en la secundaria estudió el latín y el griego, lo que le permitió abrirse más al conocimiento.

 

Por azares del destino y estando laborando en Atemajac, por invitación del Dr. José Luis Madrigal, asistió un examen de oposición a la Universidad Autónoma de Chiapas, en donde afortunada o desafortunadamente, fue el único que se presentó, logrando entrar a la Universidad y específicamente a la Facultad de Humanidades, cuando aún estaba en el edificio Maciel de la ciudad capital, en el mes de Mayo de 1986.

 

Han pasado ya 34 años desde ese momento y actualmente es docente de la Licenciatura en Pedagogía, aunque a lo largo de estos años, ha sido profesor en la Preparatoria número uno, en la Universidad Pedagógica Nacional así como en la Escuela de Trabajo Social, su largo recorrido incluso por diversos municipios de Chiapas, le ha permitido aprender Tseltal.

 

Estar más de tres décadas en un espacio universitario le ha hecho tomar muchísimas experiencias y le ha permitido estar en convivencia con sus alumnos, de quienes aprende mucho porque el Maestro Bermeo afirma que uno debe tener siempre preparación y no exactamente maestrías o diplomados, aunque él estudió una Maestría en Materialismo Histórico, sino prepararse con el conocimiento abierto que obtiene a través de sus alumnos.

 

Al preguntarle sobre los retos que ha tenido, puntualiza algo: Cree que para el alumno de Pedagogía su mundo está ubicado entre cuatro puntos:

Al sur el Cristo de Copoya, al norte el kilómetro 4, al oriente la Plaza Ámbar y al poniente la extinta Pochota; por ello su reto es que los alumnos salgan de ahí, a través de investigaciones y actividades que deja a sus alumnos sobre el mundo global, para que salgan de aquí y vayan más allá de sus propios esquemas.

 

Ha visto crecer a la Facultad y celebra mucho el nacimiento de la Carrera en Comunicación, porque cuenta que la UNAM fue la encargada de abrirla y por ende tuvo gran importancia, remarca que todos los directores de alguna forma u otra han impulsado al crecimiento de Humanidades y pero también, señala que todos los integrantes de la Facultad, han puesto el interés adecuado para la evolución de la escuela.

 

Para el Maestro Bermeo Reyes, la docencia lo es todo, porque sus 34 años han sido de manera ininterrumpida y no ha dejado de enseñar en el aula por ningún motivo, tal es su pasión por la docencia que a manera de anécdota, cuenta que en una ocasión un Doctor le preguntó sarcásticamente: “¿Qué otra cosa le gustaría además de ser profesor?” y él respondió “profesor fue el que te hizo doctor”, remarcando la importancia del ser docente.

 

Poner el alma en el aula no es cosa sencilla pues el Maestro Bermeo ha visto al menos a más de 50 generaciones y aún así, sigue disfrutando la docencia, ya que remarca que todo lo que no haces con pasión, está destinado a morir por eso a todas sus actividades le pone el empeño, para él, la Facultad es un espacio existencial, vivencial que te permite crecer íntegra y que te permite llegar a ser lo que aún no eres.

 

Mientras dice la frase anterior, su mirada va hacia arriba y con un suspiro, recuerda a su familia, que conforma  junto a su esposa, hijo, tres hijas, así como seis nietos y quienes son su centro de gravedad. Su vida se complementa además por hábitos saludables, como el caminar  diariamente 5 kilómetros, la lectura, la música y la meditación. Sería difícil creer que un docente con una vasta experiencia, sonríe con cosas tan pequeñas de la vida pero él cree que la vida es como un mosaico, debe de tener de todo y si no tiene de todo, no es vida y es esto, junto a la pasión que tiene, lo que ha permitido ser uno de los docentes con más historia en la Facultad de Humanidades e incluso de la propia Universidad.

 

Agradecido siempre, se despide con una sonrisa y camina hacia el corredor esperando seguir con más logros y más conocimiento que solo puede encontrarse en los salones de clase.