Poco después de la lluvia

Por: Emilio Guadalupe Magaña Piñones

 

 

La primer gota cae, rompe el reflejo.

Blanca plata, negras ramas y agua clara.

En que retumba en silencio tus pasos.

Pasos de viento, sin tiempo… susurros.

Brisa que en la vera juega el espejo.

 

Danza tu cuerpo liviano en la charca

y caen las gotas sobre hojas tiernas, finas,

Caen las gotas, erizan tu piel sacra.

Caen las gotas frente a ti, en el agua.

 

Aún bailas en sombras y orillas vagas.

Brilla cristalina y plateada el agua,

quizá es del cielo un triste reflejo…

No, quizá seas tú en la fría charca.

—Abraza tus pies el agua helada, clara—.

Sí, quizá sean más cálidas tus manos,

—se hunden tus dedos en cálido barro—.

 

Caen tres gotas, gotas de perlas nubladas.

Caen tres gotas, y manchan tu piel pálida.

—Juega con la brisa tu dulce pelo—.

Caen dos gotas… ¿Eras tú… o fue un sueño?