Elizabeth Alondra Hernández Vázquez 

Lic. en Comunicación.

 

“Historia basada en un nosotros”, ¿Quiere escucharlo? Os lo cuento. Había una vez dos jóvenes que trabajaban en una fábrica de textiles, ambos eran hombres y era un milagro que no los hubieran reclutado para la guerra de aquella época que atemorizaba al pueblo donde ellos residían, eran de distintos lugares, familias y clase social. Extrañamente, se enamoraron cuando se toparon entre los textiles; cuando el señor Miles supervisaba en su nuevo trabajo a sus obreros mientras que ellos teñían la tela de colores preciosos, cuando entre el ocaso que se filtraba por las ventanas y cuando los pajarillos regresaban a casa, cuando Miles notó aquellos ojitos hechizantes que un obrero le lanzó y oh, ese día no se debe olvidar, cuando el nuevo supervisor tomó las manos ásperas de ese joven que había quedado atrapado entre los hilos rojos posiblemente del destino.

Dando el inicio de un romance que se callaba cuando el sol aparecía, pero lo gritaban sin sus voces en la oscuridad de las frías noches. 

Hasta que en el alba de un amanecer en medio de su descuido fueron descubiertos causando que ambos sean destruidos en todos los ámbitos posibles, al pobre obrero Jade, un joven menudo y tímido, lo apedrearon hasta dejarlo casi muerto y al Joven Miles le tiraron líquidos químicos en su rostro causando leves deformaciones en la cara, pero quedó ciego todo para eliminar la amargura de un pueblo afligido que le tomaba más atención a un par de enamorados que a las penurias del pueblo. 

A pesar de la gran dificultad, su tonto y bello amorío sobrevivió a las críticas y maltratos de la sociedad. Hicieron lo posible para reecontrarse y escapar de la complicada ciudad. 

Al chico rico; Miles lo desheredaron quitándole el apellido y el humilde empleado Jade lo maltrataron un sinfín de veces dándole más miseria de lo que lo habían condenado al nacer.

Lograron escapar e irse al campo, ambos trataron de sobrevivir sin ser descubiertos por su orientación sexual hasta el día de su muerte, siendo felices a duras penas, viviendo de los pocos rayos de felicidad que podían recibir, pero amándose con cada intensidad.